Magellan - The King





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(Dos meses después...)




Juntos, todos los cinco decidieron que el próximo contacto debería ser con la familia real de Areit. Había un bosque real en el cual solo el Rey podía cazar. El era acompañado por unos pocos guardaespaldas. Un día él cabalgó hasta un claro, y vio la nave cerniéndose en medio del aire.




Thayes y Paex bajaron por la rampa hasta él y le reverenciaron. Los guardaespaldas levantaron sus espadas sobre ellos.




“Señor, podemos presentarle a usted tres visitantes de otro mundo?”




El Rey los miró por una fracción de segundo, pero su mirada de escepticismo no perduró. “Esta bien.” Él indicó con la mano a los guardias para que alejaran sus espadas.




Jel, Marisa y Jennifer bajaron por la rampa.




“Buen día, Rey Cemón VI, señor,” dijo Jel, y reverenció. Entonces Jennifer y Marisa hicieron lo mismo.




“Buen día, señoras. Y que puedo hacer yo por ustedes?” Su voz era encantadora. Él tenía ojos que sonreían.




“Nosotras venimos a usted desde otro planeta. Deseamos darle nuestra amistad, y con el tiempo, esperamos ganar su confianza. Si hay algo que podamos hacer por usted, por favor, no dude en pedirlo.”




“Y de la misma manera, si hay algún favor que yo o mi planeta podamos hacer por ustedes, por favor infórmenme en persona.”








“Le complacería recorrer nuestra nave?”





“Si, eso sería lo más amable de su parte.”




“Señor, nosotros hemos estado trabajando primero con Jennifer y Marisa, y luego con Jel, para construir un puente cultural entre nosotros.”




“Existen algunos paralelos entre nuestras sociedades?” EL Rey Cemón preguntó a Jennifer.




“Muchos. Hemos preparado una presentación en nuestra computadora para que usted la vea.”




Al Rey Cemón le gustaba la “maquina” que le hablaba interactivamente.




“Tiene esto un buen alma o un mal alma?” Él preguntó a Jel.




Ella se río. “Voy a decir que tiene un buen alma pues yo la programé.”




“Mis dos súbditos les han tratado con cortesía y respeto?”




“Sí, lo han hecho, señor.”




“Imaginó que ustedes han discutido unas cuantas cosas con ellos.”




“Sí.”




“Y seguramente debe haber algunas diferencias aparentes entre nuestros dos pueblos?”




“Sí.”




“Espero que mi gente les haya mostrado cortesía y haya respetado sus diferencias.”




“Sí, lo han hecho, señor,” Jel sonrío.







Más tarde esa noche, Jel estaba hablando con Marisa y Jennifer.





“Él es un buen Hombre de Estado.” Ella dijo. “Él usa el truco psicológico de preguntar cada pregunta, cuando es posible, para que la respuesta sea ‘sí’.”




“Él también es muy buen mozo,” Marisa sonrío.




“Sí,” Jennifer estuvo de acuerdo. ‘El Rey de los Guapos.”





El Rey estaba muy fascinado con su historia de la aviación y del viaje espacial. Él miraba a un sujeto brincando en la superficie de La Luna.





“Es agradable ver que su héroe pudo hacer algo serio y peligroso, pero aun con sentido del humor.”




Le gustaban los aviones de retropropulsión (aviones jet).




“Señor, puedo pedir a La Tierra que nos envíen un jet con el próximo embarque. Jennifer tiene una licencia de piloto. Podríamos hacer arreglar para un caza con dos asientos.”




“Un caza?”




Ella le enseño información de aeronaves con cohetes y bombas.




“Asumo que el objetivo aquí es producir aparatos con el mayor potencial destructivo para amenazar el crimen organizado?”




“Bien, no. Un país lo usaría contra otro.”




“Ya veo,” dijo el. Pero su cara estaba indispuesta.




“Me gustaría pedirle que ordene un caza como usted ha sugerido. Si no fuera mayor problemas, podrían ellos enviar un caza sin bombas o cohetes?”




“Veré que así sea, señor.”







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